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Top 10 hábitos para reducir la huella de carbono en la cocina

En esta ocasión, nos sumergiremos en la cocina para descubrir cómo nuestros hábitos culinarios pueden marcar la diferencia en la reducción de nuestra huella de carbono. El viaje hacia un estilo de vida más sostenible comienza en uno de los lugares más familiares: nuestra propia cocina.

Descubre con nosotros los 10 hábitos esenciales para reducir la huella de carbono en la cocina». Desde elegir conscientemente los alimentos hasta implementar prácticas de cocción eficientes, cada pequeño cambio cuenta. ¡Prepárate para transformar tu manera de cocinar y contribuir a un planeta más verde!

  1. Comer menos alimentos de origen animal y más de origen vegetal. Los alimentos de origen animal generan altas emisiones de CO2 durante la cría del ganado. Intenta reducir la ingesta de alimentos de origen animal. En caso de tener que consumir alimentos de origen animal, intenta que estos sean pollo o pescado. El pollo y el pescado son los alimentos con menor índice de emisiones de CO2. El pollo tiene un índice de 7kg de emisiones de CO2 por kilogramo de carne. En cambio la carne de ternera puede suponer alrededor de 27 kilogramos de CO2 por kilogramo de carne. Sin duda este es uno de los factores clave para reducir la huella de carbono en la cocina.
  2. Evita en tus recetas las gambas. Desde el punto de vista ecológico, las gambas (y más las de piscifactorías) son muy contaminantes, casi tanto como la carne de ternera. Esto es debido a que para la cría de gambas se han destruido millones de hectáreas de manglares, uno de los mejores ecosistemas para la captura de CO2. En cambio, los bivalvos (ostras, almejas y mejillones) son mucho más livianos en cuanto a emisiones de carbono.
  3. Comer alimentos congelados. Los alimentos congelados se pueden transportar en barco ya que soportan largos periodos de conservación. Es la manera más eficiente en términos ecológicos de transportar alimentos. Además, los alimentos congelados conservan el mismo valor nutricional que los alimentos frescos.
  4. Compra alimentos sin envases. Al acudir al supermercado intenta no comprar alimentos que vengan envasados. Los envases en los alimentos representan alrededor del 5% de las emisiones de CO2 al realizar la compra. Intenta llevar tus propias bolsas y envases al ir a comprar. Presta especial atención al papel de aluminio dado que se requiere gran cantidad de electricidad para su fabricación.
  5. Controla al máximo la cantidad de comida que acabas desperdiciando. En Estados Unidos alrededor del 40% de la comida se acaba desperdiciando. Además, los alimentos desperdiciados, al descomponerse liberan metano, un gas de efecto invernadero muy perjudicial para el medio ambiente, decenas de veces mayor al CO2. ¡El desperdicio de alimentos es contaminante por partida doble!
  6. Compra alimentos de proximidad. Cuando te acerques al supermercado revisa donde se producen los alimentos. Los alimentos de tu zona favorecen el mantenimiento de explotaciones agrícolas familiares. Además, intenta comprar alimentos de temporada. Evita alimentos de fuera de temporada dado que esto favorece el uso de invernaderos con calefacción haciéndolos ecológicamente ineficientes.
  7. Siempre que puedas introduce zanahorias en tu dieta. Según estudios recientes las zanahorias tienen el menor índice de emisiones por cantidad de nutrientes de todos los alimentos.
  8. Evita comprar alimentos que hayan sido transportados por medios aéreos. Este medio de transporte es tan caro en términos ambientales, que no hace falta considerar ninguna circunstancia adicional del ciclo de vida del alimento. Es mucho más eficiente bajo el punto de vista ecológico el barco o el tren para transportar los alimentos. Normalmente el avión se utiliza para transportar alimentos frescos que se deban consumir el mismo día. ¡Un derroche de recursos!
  9. Cocina de una forma más eficiente. Pequeños trucos como tapar las ollas cuando ponemos agua a hervir reduce la energía utilizada en la cocción. Cocinar para más de un comensal también ayuda a hacer un gasto energético más eficiente. Esto a la larga puede suponer un gran ahorro de dinero y energía dado que el gasto energético en la cocina representa alrededor del 5% en nuestros hogares.
  10. Considera instalar una cocina eléctrica antes que una de gas. El gas comporta muchos problemas climáticos. Cuando se cocina con gas solo llega alrededor del 40% de la energía a los alimentos. En cambio, las cocinas eléctricas de inducción, son mucho más eficientes llegando a conducir con una eficiencia de cerca del 80% la energía que llega a nuestros alimentos.

En conclusión, cada elección que hacemos en la cocina tiene un impacto en el mundo que nos rodea. Al adoptar estos hábitos para reducir nuestra huella de carbono, no solo estamos mejorando nuestra salud, sino también contribuyendo al bienestar de nuestro planeta.

Recuerda, cada pequeño cambio cuenta. Desde optar por alimentos locales y de temporada hasta cocinar de manera eficiente, nuestras acciones diarias en la cocina pueden convertirse en poderosas herramientas para la sostenibilidad.

Así que, la próxima vez que te encuentres frente al fogón, piensa en el viaje que ha hecho cada ingrediente hasta llegar a tu plato y cómo tus elecciones pueden ser parte de la solución. Juntos, podemos transformar la forma en que cocinamos y cultivamos un futuro más verde y equilibrado.

¡Gracias por unirte a nosotros en este viaje hacia una cocina más sostenible! Comparte estos hábitos con amigos y familiares, y seamos parte del cambio que nuestro planeta necesita.

Hasta la próxima, cocineros sostenibles, no olvides compartir estos trucos para reducir la huella de carbono en la cocina. ¡Juntos, podemos marcar la diferencia!

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